Templo de San Francisco, Morelia, Michoacán.
NOTA: Durante los siglos XIX y XX se dió por sentado que el templo de San Francisco y su convento, el de San Buenaventura, eran las edificaciones más antiguas del valle de Guayangareo. Desde 1991 se dió a la luz un estudio llamado Los orígenes de Guayangareo-Valladolid, del Doctor Carlos Herrejón Peredo. Este libro, que fue premiado en el concurso con motivo de los 450 años de la fundación de la ciudad, es un análisis crítico de todas las fuentes disponibles para el estudio del origen de Morelia.
En dicho libro se descarta la fundación del convento y del templo de San Francisco como anteriores a 1541, y también se muestra que antes de 1543, no hay ni siquiera menciones de alguno de estos edificios, o siquiera del establecimiento de hermanos de la orden franciscana en el valle. A partir de las polémicas y críticas que este trabajo suscitó, fue menester realizar una segunda edición, hacia el año 2001, enriquecida con más material acerca de los prehistóricos del valle, así como dos planos invaluables para interpretar los barrios que dieron forma a la ciudad.
En resumen: Las placas de bronce y el mural que aluden a que el convento y el templo de San Francisco en Morelia datan de 1531, no son verificables. Tampoco el supuesto de que la ciudad se fundó en dicho lugar. Sí son el templo y el convento más antiguos de la ciudad, pero su última reconstrucción comenzó en 1585 y finalizó en 1610, y por más temprana, su construcción inicial data de principios de 1543.
Historia
Entre mayo de 1541 y finales de 1543, los españoles que se habían asentado en el valle de Guayangareo y los esclavos e indios que les acompañaban, fundado con el nombre de Ciudad de Michoacán, eran atendidos por algunos de los hermanos franciscanos que atendían a Charo o a los de Tarímbaro, pero no tenían un miembro del clero regular o secular para sus necesidades religiosas.
Entre 1543 y 1579, ya existía una primitiva capilla y un convento hecho de materiales endebles, es decir, no duraderos, tales como adobes, fibras vegetales y madera. Con la refundación de la ciudad que se dio entre 1579 y 1581, se crecieron la cantidad de españoles en el área, se mudaron otras órdenes religiosas y hubo mayor cantidad de mano de obra, por los corregimientos llevados a cabo entre 1580 y 1620. Gracias a este detonante de capital humano, fue posible que entre 1585 y 1610 se llevaran a cabo obras tales como la construcción de un edificio con materiales duraderos, y para ello se aprovechó la cantera al norte del valle. No obstante, permaneció inconclusa su torre hasta 1948, motivo por el cual se le conocía al templo como ‘San Francisco Torresmochas’.
Una parte importante de la integración tanto de españoles como de indígenas y mulatos, era el sentido de pertenencia, y para ello las cofradías o hermandades, como las de la Tercera Orden de San Francisco o de Nuestra Señora del Rosario se establecieron en el conjunto franciscano. La de Nuestra Señora del Rosario se estableció en 1586, y para el siglo XVIII ya contaban con un altar particular, el de la Capilla Porciúncula, que se ubicaba al norte del templo actual.
En los siglos XVII y XVIII, y parte del siglo XIX, el aspecto del conjunto franciscano cambió en algunas características, pero tuvo su barda atrial, con sus puertas laterales, además de las 14 capillas votivas empotradas en la misma barda, que rodeaban el cementerio y el atrio, que abarcaban el área de la plaza Valladolid actual. Es probable que desde el siglo XVII ya tuviera adosada la capilla Porciúncula, pero el templo de la Tercera Orden data del siglo XVIII, éste se erigió hacia el sur-poniente del complejo, aproximadamente a la altura de la calle de Humboldt, entre Vasco de Quiroga y Pablo Beahumont, sin abarcar la longitud entre estas calles.
Con las leyes de reforma y la intervención de los bienes del clero, a partir de 1859 se dividieron las huertas y propiedades de la Iglesia, es decir del clero secular y también del regular. A pesar de que el Templo de la Tercera Orden no caía dentro de las previsiones de las leyes de reforma, también se afectó, y de hecho se le destruyó al tiempo que se demolía el muro atrial y se fraccionó la huerta franciscana. El cementerio de la orden fue clausurado, y en su lugar se construyó una plaza. La cantera del templo de la Tercera Orden se utilizó para reconstruir el Teatro Ocampo (al menos una de las campanas de ese teatro se extrajo también del templo), y del edificio anexo, donde reposaron los restos de Mariano Matamoros de 1814 a 1824, sólo queda el dintel de la puerta (sobre la calle Vasco de Quiroga). En ese sitio hay dos placas alusivas al insurgente Mariano Matamoros. También en el Templo de la Tercera Orden estuvo sepultado José Mariano Elízaga Prado, el Mozart Mexicano, primer gran compositor mexicano del siglo XIX. Se ignora el paradero de sus restos.
En la cara norte del templo podemos ver restos de la Capilla Porciúncula (pequeña porción de tierra en latín), donde se veneraba a la Virgen, Nuestra Señora del Rosario, por parte de los miembros de su cofradía.
Hacia 1872 se construyó un mercado en la plaza que quedó en el lugar del cementerio y la Tercera Orden, y éste fue remodelado posteriormente. Este mercado originalmente se ubicaba en la Plaza de la Paz, o sea la Plaza Melchor Ocampo, que originalmente se le conocía como plaza de las obras de la catedral, ó simplemente atrio y cementerio de catedral, por su proximidad con el muro atrial y el cementerio. Este mercado existió en la plaza Constitución desde 1872 hasta 1971, en que se reubicó en el Mercado Independencia, al sur de San Francisco. A partir de entonces existe la Plaza Valladolid, diseñada por el Arquitecto Manuel González Galván.
Durante los años 80s y 90s del siglo XX, la plaza estuvo invadida por comerciantes con puestos semifijos y ambulantes, primero con artículos artesanales, y luego con productos de contrabando conocido popularmente como fayuca. El año 2001 sorpresivamente el ejército retiró a todos los ambulantes del centro histórico de la ciudad, reubicándolos en plazas creadas a propósito. A partir de entonces, la plaza ha sido escenario de diversas actividades comerciales y culturales, como conciertos, puestas en escena, ferias de diversos alimentos típicos de Michoacán, etc. El templo y la plaza forman parte del plan luz, con iluminación escénica.
El convento tiene su historia particular: adquirido por el Ing. Guillermo Wodon de Sorinne, de origen Belga, intentó destinarlo a casa de varones solteros, con el nombre de La Casa de Oro, pero no logró su cometido. Creó el primer templo masónico de Morelia en el exconvento, pero éste fue destruido en el llamado Motín del Padre Cavero. Al no realizar su sueño, hipotecó parte del inmueble a la Beneficiencia Pública y el resto lo rentó para usos comerciales. Fue vecindad, casa de alguna agrupación campesina, y finalmente en 1972 se le dio el uso de Casa del Artesano Michoacano, hoy Casa de las Artesanías, con salas de museo y otras habilitadas como puntos de venta directa de las múltiples artesanías originarias de Michoacán.
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muy interesante la historia del templo de san Francisco
Que bueno que le agrade el artículo, saludos! 🙂
Hola Ricardo me podrías compartir la foto de la leyenda de La Niña que nos contrastes en el the de las leyendas pues no encuentro la foto y no la encuentro
Hola Ricardo me podrías compartir la foto de la leyenda de La Niña que nos contrastes en el trambia de las leyendas pues no encuentro la foto y no la encuentro
Belleza arquitectónica de la ciudad de Morelia. Gran aportación histórica de Carlos Herrejon.
! Cuidemos nuestra ciudad!
Hay una placa alusiva del templo de San Francisco dentro del convento donde explica la fundación de la ciudad, mi pregunta es la 3a. Orden con quien venía la comunidad o con quienes venían a fundar la ciudad??
Los que están detrás del estado creen que podrán acabar con la Iglesia. Pero jamás podrán.
alguien me puede decir quien hizo el articulo porfa
El Lic. Ricardo Espejel Cruz, tu servidor.
Hola, me puedes compartir las fuentes donde obtuviste las fotografías antiguas, por favor.
Muchas son postales que me compartieron los hijos del Dr. Jesús García Tapia, otras son de la colección particular de Omar Guajardo Huerta. Si te interesa conocer el origen de alguna en particular, me puedes dejar otro comentario al respecto, saludos!
REC
Gracias por estas historias del origen de nuestro bello templo franciscano. Una pregunta: La zona que en los años 50, 60 ocupaba la cárcel a qué área pertenecía? Al mismo templo o a la capilla Porciúncula? Y la campana a la que se alude está en el Teatro Ocampo?
FELICIDADES POR EL ARTÍCULO.