El verdadero origen de una tradición, desde la óptica de una experta en el tema.
La noche de muertos es una tradición reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por la UNESCO, desde el año 2008.
A raíz de que la compañía Disney y su filial Pixar lanzaron una película animada por computadora, con el tema de esta celebración, la exitosa Coco, se le dio un impulso internacional renovado a la promoción de esta fiesta y su peculiar significado.
Si se consulta la prensa nacional en general, se podrán encontrar artículos donde se reseña el origen prehispánico de esta tradición, misma que suelen afirmar, se fundió con las tradiciones católicas de fieles difuntos y todos los santos.
Lo que es importante tomar en cuenta, no sólo con esta tradición, sino con muchas otras que existen a lo largo de México, es que las diferencias regionales dan su sabor propio e identidad a una actividad, que erróneamente pudiera ser considerada como estereotipo de un pueblo, raza o nación.
Por ejemplo, en la imagen titulada Ofrenda de la zona lacustre, podemos ver muchos elementos que son comunes a la mayoría de las ofrendas: alimentos preparados, flor de cempasúchil, flores de garra de león, velas, un bastidor con una cruz hecha de pétalos, frutos de la tierra, etc.
Por otro lado, en la imagen titulada Ofrenda tipo altar con escalones, lo que resalta es la idea de múltiples niveles, que sirven para acomodar los diversos elementos, algunos comunes con la ofrenda previa, sobre todo las flores de cempasúchil, la garra de león, las veladoras, etc.
Uno de los elementos que marca mucho la diferencia entre ambas ofrendas, es la forma en que se utilizó el papel de china. Para la ofrenda lacustre, el papel se usa como un discreto fondo oscuro, recortado con motivos alusivos a la fecha.
En la ofrenda tipo altar, el papel es de colores vistosos, y está en un prominente primer plano, adornando los tres niveles del altar.
Ahora bien, existen muchos elementos, que indican claramente que el origen de esta tradición no es solo prehispánico, sino europeo: la cruz de sal, el pan, los alimentos elaborados con ingredientes no tradicionales, el papel de china, las calaveras de azúcar, entre otros.
¿Cómo explicar la presencia de los elementos no prehispánicos en las ofrendas de la noche de muertos?
La Mtra. Elsa Malvido, investigadora adscrita al INAH, fallecida en el año 2009, nos dejó una vasta obra, sobre todo dedicada a la muerte y la enfermedad entre los mexicanos, y uno de sus escritos, trata precisamente del origen de esta tradición, lo que se deduce de su estudio, es que hay elementos tanto europeos como prehispánicos en las ofrendas:
En nuestro país, antes de la llegada de los españoles cada grupo nativo tuvo sus calendarios festivos dedicados a celebrar la vida y la muerte de todo lo que los rodeaba mientras que los dioses de la naturaleza negociaban sus temores; en su mayoría fueron sociedades campesinas, recolectoras y cazadoras, donde el clima, la geografía y los astros les impusieron sus actividades, creencias y limitaciones.
De acuerdo a este artículo, la celebración de Todos los Santos, comenzada en la Eurpa del siglo XI, es el principal antecedente de la celebración actual en México. Originalmente, durante dicha festividad se exhibían las reliquias de los santos, es decir, fragmentos de cuerpos o cuerpos enteros de los mártires del cristianismo, para implorar su bendición e influencia para evitar el castigo del infierno, o suavizar la estancia en el purgatorio.
Posteriormente, dicha festividad comenzó a evolucionar:
La costumbre en los reinos católicos de León, Aragón y Castilla,
consistió en preparar ciertos alimentos dedicados a estas fiestas, entre los que se destacaron los dulces y panes imitando a las reliquias, es decir, a los huesos que portaron los nombres de los santos: los huesos de santos pudieron ser unas canillas especiales con miel, pero los hubo para cada parte del cuerpo que se veneraba, cráneos, astillas de huesos, esqueletos completos que cambiaron el sabor, la consistencia y la forma; en la parte catalana se hacen con almendras y se les conocen como Panallets.
Si bien es muy vistosa la tradición mexicana, no tiene un origen exclusivamente prehispánica, ni es la única en el mundo donde se conmemora la muerte.
Más aún:
En Italia los huesos de santo se hicieron con pasta de almendra; también se elaboraron unas frutas y animales con los que se identificó a cada santo, llamadas “Frutti dei morti” (típicas de Orizaba y de la dulcería Celaya, fuera totalmente de contexto), así como unas roscas que significaron la Omega o fin de la vida. Además se confeccionaron galletas en formas de animales y muñecos, conocidos como “bambollas”, a quien el antropólogo Francesco Faeta, identificó como “exvotos” que ese día se ofrendaban a los santos para pedir su masiva intercesión. En Regio de Calabria hay un museo que ha guardado más de mil piezas con sus variantes en los últimos años.
Con el proceso de conquista y posteriormente la evangelización, la enseñanza de los misioneros debían reforzarse con reliquias, mismas que fueron trasladadas, desde pedazos de la cruz, partes de los cuerpos de los santos hasta cuerpos enteros, que eran recibidos con júbilo en Veracruz, y luego llevados al sitio donde se pusieron a veneración de los fieles.
De estas reliquias se creaban representaciones comestibles, en forma de de dulces:
En España y Nueva España a los dulces que imitaron estas piezas se les dio el nombre árabe de alfeñiques, siendo los que hicieron las monjas de Santa Clara y San Lorenzo los más demandados para esas fechas, por la gente rica naturalmente, mientras que los pobres compraron los que los indios hicieron con azúcar derretida elaborados en moldes de barro, así como panes diversos con formas de niños cubiertos con azúcar rosada o redondos con los huesos alrededor, ofrecidos en puestos ambulantes situados cerca de la Catedral, centro de la comunidad durante la feria conocida más tarde como de Los muertos.
¿Cómo se celebraba la noche de muertos en el siglo XIX?
Al independizarse la nación, le siguieron tiempos muy turbulentos, y las festividades religiosas se desplazaban con las cívicas, paulatinamente. Aún así, los testigos de algunos de los eventos más concurridos, dejaron constancia de cómo se vivía esta tradición:
Los pobres e incultos ese día ponían la mesa del comedor en la noche esperando que a las doce de la noche, las almas de los muertos vinieran a comer.
Esta costumbre romana y pagana, llegó a México con los castellanos y en particular con los gallegos, pues muchas de las costumbres paganas las conservaron los católicos, como las piras funerarias que fueron tan destacadas en la Nueva España.
Nótese que desde entonces, se hace referencia a que la costumbre de la mesa servida para que comieran los ancestros fallecidos, ¡Era de origen romano y pagano! Por otro lado, en la ciudad de México se llevaba a cabo una verbena, posterior a la visita de las reliquias de los santos en los templos.
Esta verbena, era de corte popular, tenía varios atractivos como obras de teatro con marionetas, carrouseles, puestos de dulces y fruta, artesanías e incluso apuestas con dados.
Un gran cambio que se generó entre 1833 y 1859, debido a un evento dual, modificó las tradiciones relativas a las inhumaciones, que típicamente se hacían en los atrios de los templos, o directamente dentro de los mismos: en 1833 la primera pandemia global golpeó a México, y hubo que disponer de los cuerpos lo más alejado de los centros de población, y en 1859 la secularización de los panteones y cementerios, ocasionó que éstos dejaran de ser dependientes de la iglesia y administrados por el estado.
Bajo esta circunstancia, comenzó una nueva tradición: en lugar de visitar el templo donde se exhibían las reliquias de los santos, y donde reposaban los restos de los seres queridos, se visitaba el cementerio, y muchas veces, con la festividad de todos los santos y fieles difuntos, se adornaba la tumba, se le quitaban plantas indeseables, se limpiaba el lugar y se decoraba. Como muchas veces el cementerio quedó a considerable distancia de los centros de población, era menester llevar una dotación de alimentos, y muchos llegaron a consumirlos dentro del cementerio.
En vista de todos estos elementos, la Mtra. Elsa Malvido nos dejó esta conclusión:
Las celebraciones de Todos Santos y Fieles Difuntos han sido fiestas de guardar en el mundo católico, pero los intelectuales mexicanos las volvieron mexicas y prehispánicas, y los antropólogos se lo han creído. Sabemos que la cultura se reinventa cada día y hoy Halloween es parte de nuestras celebraciones, pues hemos pasado a ser el traspatio de Estados
Unidos, aunque ya desde 1930 en el centro de México el altar de muertos y el adorno de los panteones desde 1860 son expresiones de nuestro pueblo. Algunas veces creemos que las tradiciones son ancestrales, pero nos damos cuenta de que no es verdad. Hoy tratamos de poner en su lugar y su tiempo algunas tradiciones de nuestro pueblo declaradas Patrimonio Intangible de la Humanidad.
En memoria de Elsa Malvido.
Para conocer más de la maestra, dejo aquí el vínculo del INAH respecto a su fallecimiento: https://www.inah.gob.mx/boletines/2339-fallecio-la-historiadora-elsa-malvido
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Excelente descripción de una festividad que la mayoría de los mexicanos la adoptamos como prehispánica pero con solemnidad y principalmente con alegria y jolgorio y burla a la “pelona” al “colgar los tenis”. Gracias lic.Espejel!
El culto a los muertos se ha practicado desde la más remota antigüedad como el origen de la formación de la familia en el hogar donde el patriarca celebraba los ritos a los muertos con el fuego alimentos y bebida. The Ancient City, Fustel de Coulanges
En cuanto a la conquista de los pueblos mesoamericanos me parece que fue una etapa muy breve ya que el en encuentro de dos culturas y la aculturación se dieron casi en paralelo con la primera evangelización que sucedió en Tlaxcala aunque hay opiniones de que la primera evangelización sucedió en Huejotzingo… en el lugar que haya sido Tlaxcala o en Huejotzingo… en esos lugares se gestó una nueva cultura en un mundo nuevo. En mi opinión la evangelización católica en Mesoamérica no impuso la religión católica a los pueblos originales porque me parece que las condiciones religiosas de los pueblos originales ya estaban en su ser… y la religión no fue impuesta porque como dice el dicho… a fuerzas ni los zapatos entran… todos los seres humanos tenemos necesidades espirituales y desde la más remota antigüedad el hombre además de satisfacer sus necesidades básicas como comer y vestir también tuvo la necesidad de la creencia en un ser o seres superiores… así fue como se formó la familia, los clanes, las tribus, los pueblos, las ciudades y los estados… las leyes y las normas… la evangelización de los pueblos originales fue un encuentro de dos culturas que creó otra cultura nueva que aún está en proceso desarrollo desde hace más de quinientos años…
Bueno, todo está bien según la transculturacion que nombran, pero… ¿y la creencia del Mictlan?, ¿y el cruce del Río para salvar las almas?, ¿y el acompañamiento de un perro para guiar a las almas en el camino de tinieblas?, ¿y las ceremonias con sus respectivas ofrendas en el mes de Octubre para agradecer por las buenas cosechas? (Ceremonias que adaptaron los españoles a la celebración de todos los santos, de ahí gran parte de la confusión), me parece que no se debe hacer menos en este ceremonia tan celebrado en muchas partes del mundo, a la parte autóctona de los pueblos originarios mesoamericanos; y creo, es la parte más representativa de este culto tan hermoso.
Todo ello es parte de una cosmovisión, en mesoamérica había puntos en común y manifestaciones muy propias, considero que si se lee el libro completo cuyo vínculo viene en el artículo, se verá que allí vienen las ponderaciones al respecto.
¡Saludos!
Ricardo Espejel Cruz
Muy interesante, me encantó leerlo